La maldición de la mujer infiel



Dicen que hace mucho una mujer casada mantenía relaciones amorosas con un sacerdote y que por esa razón recibió un castigo; fue convertida en la Runa Mula.

La serpiente del Shiguacanique

Un zorro enamorado


El saludo del condenado (*)


Había un hombre que estaba viajando de Chinchero hacia Urquillos, estaba bajando ahí ese hombre, así sin nada estaba bajando; entonces había una oveja dice en el camino, había visto oveja y dice a ésta, sí me la llevo diciendo,como no hay nadie;entonces me lo cojo y me lo llevo.

El pishtaco intenta redimirse (Segunda parte)

Debido a la versión extensa del relato, "Historias proscritas" publicó este mito dividido en dos partes, he aquí la última entrega del relato ayacuchano.

Y el cura también de miedo se cae del púlpito hacia el suelo. El hombre sigue parado y reacciona el cura y dice: “Señor cura ¿qué podría hacer yo antes de que me desprestigie? ¿Qué podría hacer para salvarme yo, para yo reivindicar como otra gente?” y dice el cura: “Lo único que puedo aconsejarte a ti es que tres noches, tres noches amaneces acá arrodillado te salvarás, te salvas tres noches, pero con la condición que no mires a la puerta, cualquier persona que te llame no mires a la puerta, solamente al altar mayor, mira de frente y después obedece y salvo ella, ahí está.
A las diez, once de la noche llega sus primos, sus familiares, sus tíos muertos llega y llama: “Sobrino mío por qué tú estás acá, mírame siquiera de reojo dime, mírame hacia la puerta, estamos la familia”. Entre eso no lo miran.
Y después, al día siguiente amanece y dice el cura: “Solamente dos días te esperan y después el pishtaco obedece obediente. Amanece y otras familias llegan también y hace más cerca, más voz alta empieza a gritar y después, “ya última noche, ahora sí ya te estás salvando así vas a continuar te salvarás de todo”.
Esa noche llega a la última noche, llega su papá, su mamá, sus hermanos menores. Todos llegan a las diez en punto de la noche y dicen: “Hijo mío por qué me abandonaste, por qué me dejaste. A ti te he dado tu teta, te he dado este mundo, derramando sangre. Tu padre trabajando en la chacra con sus manos callosas, estaba trabajando, eso pudiste comer y por qué tu ingratitud que no me nos miras, mira nomás atrás,  mira”.
El hombre no podía soportar lleno de dolor se vino para ¡pum! con la cabeza atrás. Ya estaba en la puerta de la iglesia y allí en torno de un fuego estaba esperando, en torno de candela el diablo estaba esperando. Y ahí lo botan al hombre al fuego, lo botan y eso lo llevan al infierno.
Y después, como el pishtaco tenía fe único a la cruz, entre eso, llega al infierno, estaba por empujar al caldo del infierno; en ese momento, la cruz que ha dejado en su cueva, se incrusta en la puerta del infierno, se incrusta, por la fe que tiene el pishtaco, se incrusta  y los diablos dicen: “Por qué no se quema este maderoncito, por qué no lo traga este infierno esta cruz” y no lo tocan nadie, hasta las flores que ha puesto el pishtaco resiste, mismo color, no marchita igualito estaba ¿Qué clase de eso es esta cruz? Que iba donde está Jesucristo: “Señor Jesucristo, usted nos entregó a este hombre a nuestra gente. Hay una cruz que se incrustó y no se quema y él dice que no puede entrar ese hombre al infierno. Será perdonado dice esa cruz, habla, solamente la voz escuchamos”, dice a Jesús.
“¡Nooo!, con hacha con barreta métanlo, esa cosa, cómo va a ser que un palo va hacer resistir al infierno, al calor. Ustedes me están mintiendo, les dice (Jesús).
Lo tiran con machete, con hacha, quieren golpear y no lo pueden. Y habló otra vuelta a la cruz: “Dígale Jesús, dígalo usted ¿quién era tu padrino en la hora de tu muerte? ¿En brazos de quién estaba crucificado y dónde dejaste la sangre del ladero? ¿En qué cruz? Por esa cruz será perdonado este hombre” y Jesús recuerda la última morada en que estaba crucificado y recuerda el cierto en la cruz en nuestro. “Por esa cruz será perdonado y déjenlo libre al hombre”.
Alcanzó por la fe de la cruz, alcanzó este Pishtaco a salvarse su vida por la cruz.



El pishtaco intenta redimirse (Primera parte)

Este mito fue recopilado tras una conversación con el retablista ayacuchano Jesús Urbano, discípulo del gran maestro Joaquín López Antay. Debido a la versión extensa del relato, "Historias proscritas" publica este mito dividido en dos partes y tal cual fue narrado. La última parte de esta historia será entregada en unos días.

El pishtaco era un hombre degollador de gente y vivía desde chiquitito, rapidito, bigotón.  De hilo, de aguja empezó a robar, y robar. Se hacía más grande, hasta los kasasraskasas robaba y después, hasta la gente atrevió ya matar, degollar, entrando a las casas mataba ahí y robaba sus cosas.

Entre eso, uno de esos, el Pishtaco sabía ver en huairuro, en “pucasintu”, su vida. Entonces, una noche soñó en su sueño, dijo: “¡Escápate!” Entre eso levanta, empieza a tirar su huairuro y ahí lo avisó, su vida corría peligro. Esa noche, esa madrugada iban pescarlo, toda la policía, toda la gente, comunidad lo querían pescarlo, por eso escapó a la altura, buscando en las cuevas donde podía alojar en su taleguita el pishtaco.
Ahí estaba merodeando sobre el cerro andino, estaba merodeando a la gente que viene, quien viene y quien va. Estaba ahí de hambre y dando vueltas encuentra una cruz. Una cruz encuentra el pishtaco, con su machete, con su coca en la boca, entre eso dice, recuerda como si fuera presente recuerda: “Esta cruz el tres de mayo mi padre hacía una fiesta grande, tomaban, comían carnero, vaca mataba mi padre y por qué esta cruz que está alojado acá, no debería ser así, una cruz que tanto lo quería mi padre”.
Puso una “P” única en esa cruz y lo lleva amarrando haciendo gancho la soga del ichu fino, hace soga y lo pone el brazo al cuerpo, lo amarra bien bien asegurado y lo lleva a su cueva. Y en su cueva piensa y dice: “Primer lugar voy a coger las flores andinas traídas de los cerros y lo pongo a la cruz.
Y después, “qué voy a hacer, ahora no tengo ningún trago, no tengo ni fideo, ni arroz no tengo, que estoy metido en una cueva”, dice el pishtaco. Lo piensa y dice: “Mejor me voy disfrazando al pueblo, al pueblo me voy y compro trago, compro todo lo que ha hecho mi padre y tengo plata de lo que he quitado, de lo que he robado tengo plata y con eso voy al pueblo”.
Y baja al pueblo, a la ciudad, y en ese momento que estaba pasando por la puerta de la iglesia, cuando estaban celebrando la misa cruzaba y justamente estaba hablando el cura, estaba hablando en púlpito a los oyentes de la misa, diciendo: “Ese pishtaco es condenado, verdaderamente condenado, violó a su madre, violó a su hermana, entre esos se ha hecho un condenado, realmente pertenece al diablo ese hombre”, así estaba hablando el cura.
Escuchó su nombre y bajó del caballo, amarró en una piedra y entra de frente con sombrero y todo. Entra al lado del cura del púlpito y dice: “Señor aquí estoy yo a la persona que está usted hablando, yo soy tal fulano en quechua: Ñojan kayni kaypi imata querimanqui ñojamanta sutiyta ojarinqui quaijacaypi caiachcampi” (1) y el cura enseguida: “Aquí está el condenado, aquí está el jarjacha”, habla a la gente y la gente creyendo que va comerlos el condenado, el pishtaco, corren a la puerta, todititos salen de la iglesia y dejan solo al cura.
(1)Yo estoy aquí, que cosa hablas de mí, levantas mi nombre, estoy acá parado frente a ti.

Trabajo a manera de retablo de Jesús Urbano donde representa el refugio del pishaco.
Mito recopilado por Diego Ayma

¿Por qué nace Historias proscritas?

Creemos que todas las personas coincidimos en el gusto por escuchar una buena historia, sobre todo aquellas historias que tratan de aventuras de dioses, hombres, seres mágicos y animales en tiempos en que la escritura aún no estaba presente.



Es por eso que:

A. “Historias proscritas” nace con la misión de recopilar y difundir aquellos mitos y leyendas de todas las regiones del Perú que rondan por el viento, aquellas historias no oficiales ni publicadas en los libros, pero que se transmiten en los pueblos o en el interior de nuestras familias. Esperamos que la mayoría sean inéditas para muchos.


B. La recolección de estos mitos y leyendas es también una forma de buscar nuestra identidad y la sabiduría de nuestros antepasados. Por eso, las historias recogidas en “Historias proscritas” tratarán de estar en su versión original, transcripciones del mismo poblador o testigo, aunque otras serán adaptadas para un mayor entendimiento.


C. “Historias proscritas” compartirá investigaciones y notas que versarán sobre tradición oral del Perú. Las interpretaciones de los relatos serán libres, pero se brindará más datos al respecto que ayudarán a un comprensión de estas narraciones y a un conocimiento del folclore peruano.


D. Finalmente, este blog te informará sobre las noticias, eventos y publicaciones de libros e investigaciones que giren alrededor de este apasionante tema cultural.

¡Esperamos que disfruten nuestro blog!



Pintura de Alberto Quintanilla

¿Qué es Historias Proscritas?

¿Qué es Historias Proscritas?
Este es un lugar para rescatar aquellos relatos que vagan en los lugares más recónditos del Perú, recolectar esas leyendas antiguas y mitos viejos no oficiales que han sobrevivido en forma oral.
Compartir noticias sobre la tradición oral peruana y relatos que nos permitan conocer un poco más de nuestro folclore.


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